Leyendo las Eddas tuve una reflexión que me gustaría compartir con todos vosotros: ¿tienen cabida a día de hoy las historias que aparecen en la mitología?
Muchas personas ateas o incluso de otras confesiones me preguntan que cómo es posible que yo, siendo una persona seria, crea en cosas como elfos, gigantes, dioses, etc. Bueno pues aquí está mi respuesta:
Me considero ante todo una persona racional. Creo en los avances científicos. Ahora bien, esto no significa de ninguna manera que sea un leal súbdito de lo que yo llamo “la dictadura de la ciencia”. No creo en definitiva que razón y espiritualidad deban estar enfrentadas constantemente. La razón no debe ser un muro para la espiritualidad y la espiritualidad no es una barrera para la razón.
Dejando sentada esta premisa, me gustaría exponer brevemente cuál es mi punto de vista sobre la mitología en la actualidad. Vamos a ver, damas y caballeros, yo no creo por ejemplo que el universo tenga forma de árbol, ni tampoco creo que exista una serpiente gigante que rodea al mundo y que provoca con sus movimientos las olas del mar. Sería de necios creer en algo así. Todas estas historias, y aquí viene lo importante, son alegorías que nos ayudan a comprender desde un punto de vista abstracto toda la existencia del Universo y la posición del ser humano dentro de él.
Para ilustrar esto podemos hacer referencia al artículo sobre Yggdrasil. ¿Existe bajo el Árbol de la Vida un malvado dragón que va royendo sus raíces? ¡Pues claro que no! Este es solo un mito que puede dar lugar a múltiples interpretaciones. Para mi en particular este dragón representa todo lo que es nocivo para nuestro planeta. Representa por ejemplo la contaminación, el hambre, las efermedades, etc. Es todo aquello que tenemos que combatir si queremos que nuestro hogar, la Tierra, siga siendo un lugar lleno de vida para las futuras generaciones.
En conclusión, ¿tienen cabida a día de hoy las historias que aparecen en la mitología? La respuesta es un sí rotundo. Y quizá ahora más que nunca. La mitología nos hace pensar en quienes somos espiritualmente. Nos hace reflexionar sobre todo lo que nos rodea y sobre todo lo que nos sucede. Creo que somos mucho más que átomos y moléculas. Somos seres espirituales.